Noticia «San Gregorio recuerda en su callejero al botánico Gunther Kunkel»

El alemán residió en Canarias durante 13 años seguidos



Paseamos hoy por el barrio de San Gregorio, en
concreto con la zona que conduce al Contrapeso y a la Urbanización de Arauz,
donde vamos en busca de la calle Gunther Kunkel (Botánico), encontramos su
inicio en la calle Obispo Verdugo desde donde con orientación Norte-Sur y, tras
recorrer unos 180 metros, va a finalizar en la calle Victoriano Iglesias
Bódalo.

 

Tiene paralela al Poniente las calles Maestra
Chanita Ruiz y Buenos Aires y al Naciente la calle Hermanos Suárez Robaina
(Fotógrafos).

 

Esta nominación fue aprobada por el
Ayuntamiento Pleno en sesión celebrada el 27 de agosto de 2007, si bien la
urbanización figura casi paralizada, con muy pocas edificaciones, debido a que
no se han ultimado los servicios de la misma por irregularidades entre la
promotora y la propia Administración Municipal.

 

Lo cierto es que desde hace aproximadamente
unos cuatro años, el sector tiene un aire fantasmagórico y deprimente. Lo que
iba a suponer una zona de expansión del Casco Urbano, ha queda en poco menos que
nada.

 

A estas circunstancias se suma además la caída
en picado del sector inmobiliario arrastrado por el paro en la construcción,
como sintomatología determinante de la actual crisis económica.

 

Sinopsis de la
nominación

Günther Kunkel, fue un botánico nacido en
Alemania en el año 1928 y que fallece en Almería el 06 de Agosto de 2007.

 

Desde el día 14 de Mayo de 1952, fecha en la
que viaja por primera vez a la Isla de Gran Canaria, se enamora de nuestra
tierra, donde permanece unos meses.

 

Posteriormente, en el mes de abril de 1963,
vuelve de nuevo a nuestra isla para disfrutar de las bellezas naturales que aún
se podían encontrar.

 

Su tercer viaje a Gran Canaria, fue en el mes
de junio de 1964, acompañado de su esposa Mary Anne, con la que se establece
definitivamente en una casa de Tafira Alta.

 

Günther Kunkel reside en nuestra isla de forma
casi permanente durante más de trece años, espacio de tiempo en el que realiza
una gran labor de investigación botánica sobre las especies endémicas de nuestra
tierra, trabajo que acompaña con una excelente divulgación mediante
conferencias, charlas y publicaciones de libros, entre los que se cuenta con el
inestimable valor del «Diccionario Botálico de Canarias. Manual Etimológico»,
cuyas ilustraciones son dibujos de su esposa Mary Anne.

 

Fue promotor de la Asociación Canaria para la
Defensa de la Naturaleza (ASCAN) en unión de otros tantos que en su momento
dimos vida a la misma, como un primer paso a la Protección del Medio
Ambiente.

 

En nuestro municipio, concretamente en la finca
que existía en el Valle de Jinámar, descubre la especie endémica que nomina como
Lotus Kunkelii, única en el mundo.

 

Gran parte de la obra bibliográfica de Günther
Kunkel, está pendiente de publicar por el Cabildo Insular, debido a desacuerdos
con los herederos del prestigioso botánico, de quien guardamos un agradable
recuerdo, por su carácter introvertido, chicharachero, bonachón, gran amante de
la naturaleza y especial de nuestra tierra.

 

Toponimia del lugar

La toponimia “San Gregorio”, data desde 1866,
año en el que se finalizan las obras de construcción del templo neoclásico
actual, que mediante proyecto del arquitecto Diego Nicolás Eduardo, se fue
realizando paulatinamente durante casi 90 años. Una vez ultimada la construcción
del templo, se adopta como patrono del mismo a San Gregorio Taumaturgo, bajo
cuya advocación se pone éste.

 

El templo de Los Llanos, ocupa el mismo solar
que anteriormente ocupara la ermita que mandara construir Alonso Rodríguez de
Palencia o Palenzuela, tras finalizar la conquista de la isla en los inicios del
siglo XVI. Más tarde en la segunda década del siglo XVII se ha de reconstruir la
misma por ofrecer amenaza de ruina, ampliándose la capacidad de la primera, pero
ambas orientadas de Norte a Sur. Estas ermitas estuvieron bajo la advocación de
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

 

Con el cambio de la toponimia de “San
Gregorio”, empieza a caer en desuso la de “Los Llanos”, que fue el primer nombre
que tomó el barrio de “arriba” o “Los Llanos de Jaraquemada”, por tener allí
tierras y un ingenio de moler caña de azúcar Gonzalo de Jaraquemada, quien lo
adquirió a Alonso Rodríguez de Palencia o Palenzuela.

 

Arauz, es como ha llegado a nuestros días, de
forma algo degenerada o transformada, la antroponimia con la que se conocía un
sector de La Barranquera, que comprendía entre el Parque Franchy Roca y el
Barranco de Las Bachilleras, al Norte y Sur, respectivamente. Por el Poniente le
delimitaba la antigua Carretera al Sur –hoy calle Doctor Melián Rodríguez- y la
Carretera que conduce al barrio del Caracol por la parte del Naciente.

 

Esta antroponimia se refiere a Don Juan de
Araus o Araoz, quien fue escribano de esta Ciudad en el año 1507, el que era
propietario de una gran finca en el sector. Posteriormente vendió la misma a Don
Francisco de Carrión, quien años después la subdividió entre varios
propietarios.

 

Desde principios del siglo XVIII y hasta
finales del siglo XIX, existió en el lugar la llamada “Plaza de Araus”, que no
era si no una explanada donde se celebraba semanalmente un mercado en el que se
trataba la venta de productos agrícolas o de ganado y al que acudían personas de
diferentes puntos de la isla. Luego los “fielatos” marcaron el principio de su
final.

 

El paso del tiempo dicen que cura cualquier
herida o cambia las cosas, y es una gran verdad. La nominación de “Plaza de
Araus” se traslada en las primeras décadas del siglo XX a otra explanada situada
al Norte de la primigenia.

 

Pero ya entonces, la vida que movía el mercado
que existiera en la zona se había trasladado a la Plaza de Los Llanos (Plaza de
San Gregorio), con mayor auge una vez abolidos los “fielatos”, convirtiéndose en
el motor socio-económico del municipio y generando la instalación de una gran
variedad de comercios y establecimientos.

 

Posteriormente aquella “Plaza de Araus” se
construye como tal y se plantan árboles, siendo nominada en la época de la II
República, como Plaza Franchy Roca, en honor del político grancanario.

 

Más tarde durante el período de la Dictadura
Franquista, esta nominación es cambiada por la de “Plaza de León y Joven”, para
que hace tan sólo unos 25 años volver a nominarse como “Plaza Franchy Roca”, por
la primera Corporación Municipal de nuestro actual Estado Democrático.

 

Contrapeso, como indica su propio nombre, es
poner peso en la parte opuesta o contraria para lograr un equilibrio en una
báscula o palanca, que tenga el punto de apoyo en el centro de los brazos.

 

Esta terminología se empleó en su momento para
definir la acción de compensación del valor de los terrenos en función de su
condición natural.

 

En los repartos iniciales de tierras y agua,
una vez acabada la conquista de la isla, habían terrenos de mayor o menor
productividad, por la situación de los mismos, la presencia de agua en sus
inmediaciones o la constitución de aquellos. Las zonas pedregosas de poco valor,
eran concedidas para compensar aquellas partes que no resultaban beneficiadas
respecto a otras de mejor situación.

 

Esta condición se da generalmente con los
terrenos muy próximos o lindando con los cauces de los barrancos, cual es el
caso del lugar que hoy nos ocupa y cuya terminología da nombre al lugar que
visitamos.

 

La nominación de El Contrapeso, aparece en
documentos testamentarios de mediados del siglo XVII, cuando después de
finalizado el ciclo del cultivo de la caña de azúcar, se implanta el cultivo de
la vid y se hace necesario expandir las tierras de cultivo a lugares que hasta
el momento no eran productivos, originando numerosas labores de rochado de
tierras para adaptarlas a las nuevas explotaciones agrarias, que tanto esplendor
dieron a nuestra tierra con su industria vinícola y sus excelentes caldos,
afamados en gran parte de Europa.

 

Efemérides

Hoy precisamente se cumplen 198 años, de aquel
7 de octubre de 1814, fecha en la que el inquisidor Francisco Borbujo envía una
carta a la Suprema de Sevilla, informando que el Obispo Manuel Verdugo, se
negaba a entregar los archivos de la Inquisición, incautados al suprimirse el
Santo Oficio en el año 1813 de forma provisional. Una vez restablecido, se
produjo este incidente, que fue uno de los tantos que tuvo el Obispo Verdugo con
la Inquisición, a la que detestaba profundamente.

 

Su opinión quedó patente en una carta que envió
a las Cortes el mismo día en que se recibió la noticia de la supresión del Santo
Oficio, en la que refería textualmente: “Inmediatamente que recibí, el 31 de
marzo próximo, los soberanos decretos relativos a la extinción del Tribunal de
la Inquisición, di con celeridad todas las disposiciones necesarias para que
obstáculo alguno no retardase, ni un momento, los efectos de su sabiduría e
importancia.”

 

Continuaba: “Desde el día de mañana se empezará
la lectura del manifiesto que comprende las justísimas causas que, tiempo hace,
debía haber precipitado la caída de un establecimiento antipolítico y
anticristiano. No perderé medio alguno para cimentar en los corazones de mis
ovejas estos principios de mansedumbre y caridad cristiana, que hagan para
siempre aborrecible un Tribunal que tanto insultaba a la Religión de Jesucristo.
Entre tanto, como aniquilando Vuestra Merced este Tribunal no ha hecho más que
restituir a la dignidad episcopal su antiguo brillo y esplendor de jueces natos
de la de sus ovejas, yo debo dar a Vuestra Merced las más rendidas y expresivas
gracias en nombre de mi iglesia”.

 

Un día tal como hoy, hace ahora mismo 130 años,
es decir el 7 de octubre de 1882, culmina sus exámenes y se licencia en Medicina
la primera mujer en la historia de la medicina en nuestro país. Era Dolors Aleu
i Riera, quien había nacido en Barcelona el día 3 de abril de 1857, don también
fallecería el 19 de febrero de 1913. Fue la primera mujer licenciada en Medicina
de España y la segunda en alcanzar el título de doctora.

 

Ingresó en la Facultad de Medicina en
septiembre de 1874 y terminó los estudios en 1879 pero no obtuvo el permiso para
hacer el examen de licenciatura hasta el 4 de abril de 1882, examinándose el 19
de junio de ese año. Aprobó con un excelente y se convirtió en la primera mujer
licenciada de España. Se doctoró en Madrid el 8 de octubre de 1882, cuatro días
después que Martina Castells Ballespí. Su tesis doctoral se tituló De la
Necesidad de encaminar por una nueva senda la educación higiénico-moral de la
mujer (1883). Se especializó en Ginecología y Pediatría. Entre las tres primeras
mujeres que estudiaron medicina en España también figura María Elena Maseras,
pero únicamente Dolors Aleu y Riera ejerció la profesión y tuvo una consulta
propia en Barcelona durante 25 años.

 

Martina Castells murió prematuramente antes de
poder ejercer y Elena Maseras se dedicó a la enseñanza. Llevó una vida
profesional muy activa durante 25 años ya que fue profesora de higiene doméstica
en la Academia para la Ilustración de la Mujer, fundada por Esmeralda Cervantes
y ubicada en el número 10 de la Rambla de Canaletas. También fue autora de
textos de carácter divulgativo, orientados a mejorar la calidad de vida de las
mujeres, especialmente en el ámbito de la maternidad, como Consejos a una madre
sobre el régimen, limpieza, vestidos, sueño, ejercicio y entretenimiento de Los
niños.

Observando el vuelo de la gaviota que se dirige
a otros horizontes donde predomina la luz, nos hace pensar una vez más en la
evolución del ser humano dentro del contexto social, la disparidad de los
resultados de sus actuaciones, unas veces favorables a la colectividad y otras
totalmente opuestas al interés generalizado.

 

Lo lamentable que en estos días, existan
quienes siguen queriendo justificar sus desaciertos en las carencias ajenas,
como si eso les librara en alguna manera de la responsabilidad de su propio
fracaso. Por estos tiempos se ha hecho muy famosa y de uso cotidiano una frase
que tipifica la sinrazón del individuo que la vomita: …” y tu más que yo”. Le
acusas de corrupto, de ladrón, de sinvergüenza o de cualquier otro apelativo
acorde a su persona y, lejos de defender su honestidad (creo que no la suelen
conocer), braman un contra insulto. Si volviera la época de los duelos por el
honor, habría un muerto en cada una de las esquinas.

 

El reconocimiento a la magnánima labor de
Günther Kunkel, mi chicharachero amigo, nos ha situado en una página especial
dentro del tratado de la botánica, al descubrir y catalogar la Lotus Kunkelii,
como especie única en el planeta.

 

La lucha incansable del Obispo Manuel Verdugo
contra los inquisidores y las prácticas de éstos, las críticas abiertas vertidas
contra el proceder del Santo Oficio, denotó una gran valentía en el prelado y su
pronta intervención una vez promulgada su extinción, seguramente salvó muchas
vidas.

 

La vida y obra de Dolors Aleu, la valentía de
hacer frente a una sociedad impregnada de una alta consideración machista y el
estatus marginal de la mujer en el mundo universitario y laboral, la convierten
en un gran baluarte en la lucha por la igualdad de oportunidades y
consideraciones de ambos sexos, aunque hoy en día muchas féminas se aprovechen
de la ocasión histórico-social (amañada para captar votos) y se lleguen a creer
ellas mismas el papel de víctimas sociales, creando y fomentando unas
diferencias cada vez más abismales entre ambos sexos, las cuales van en
detrimento precisamente del principio de igualdad de oportunidades.

 

Muchas lo hacen desde el complejo de
inferioridad que siguen teniendo y otras tantas por resentimiento o comodidad,
gracias a Dios son cada vez más las que se sienten equiparadas con el sexo
opuesto, sin tener que hacer comentarios alusivos o despectivos al respecto en
cada esquina, sintiéndose autosuficiente precisamente por entender que somos un
ente social dentro del propio contexto humano, complementariamente necesarios e
imprescindibles el uno del otro.

 

Dejamos aquí hoy nuestro paseo, guardamos en
nuestra gena todo lo positivo que hayamos podido tratar y, emprendemos una nueva
caminata con rumbo hacia el Naciente, nos vamos al barrio de La Pardilla, donde
visitaremos la calle Gutemberg, pero bueno… eso será en la
próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos.

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