Noticia «400 variedades de plantas dependen de los murciélagos»

Las salidas nocturnas de los peculiares quirópteros, más
conocidos como murciélagos, son vitales para más de 400 especies de plantas.

En Bolivia, habitan 132 especies de las 1.250 que existen en el mundo.
La mayor población de murciélagos está concentrada en zonas de valle, yungas,
tierras bajas y trópico de los departamentos de Cochabamba, Santa Cruz, Beni y
Pando. Viven escondidos en cuevas, bosques primarios, debajo de las hojas
caídas, troncos huecos y casas abandonadas.

Su utilidad se refleja en el
control de plagas, principalmente en el cultivo de maíz, comiéndose la polilla
que puede acabar con cosechas completas. Su participación en el control de esta
plaga está directamente relacionada con su alimentación, ya que el murciélago
controla la proliferación de los mosquitos comiéndose entre 600 y 1.200
mosquitos por hora, según la explicación del director del Centro de
Biodiversidad y Genética de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), Luis
Fernando Aguirre.

El 70 por ciento de murciélagos que vive en Bolivia, se
alimenta de frutas, néctar e insectos, y el restante de carne e
insectos.

Al alimentarse de frutos y semillas, su aporte al repoblamiento
de la vegetación en bosques es muy elevado. Por ejemplo, un murciélago consume
entre 5 a 6 frutos de mático (una planta medicinal) al día, que representa
alrededor de 60 mil diminutas semillas que podrán ser dispersadas por el
murciélago.

“El pájaro se posa en los árboles y dispersa las semillas al
pie del árbol, en cambio el murciélago, que defeca mientras vuela, dispersa las
semillas en el claro del bosque donde hay más luz y más probabilidades de
desarrollarse”, explica Aguirre.

Entre algunas de las especies maderables
que dependen del murciélago están el ceibo o chilijchi y el ochoó, este último
considerado como la especie maderable más importante en Bolivia.

Asimismo
la polinización de flores y plantas, así como el control de mosquitos
transmisores de enfermedades como el dengue y la fiebre amarilla, son parte del
servicio ambiental que brinda esta especie amenazada por depredadores de bosques
y de gente inescrupulosa que destruye o los ahuyenta de sus cuevas.

Ayudan a industria del tequila

En México los murciélagos ‘magueyeros’, tanto los grandes (Leptonycteris
nivalis) como los pequeños (Leptonycteris yerbabuenae), son los mejores
polinizadores del maguey, un ágave utilizado en la elaboración del popular
tequila, que se ha convertido en uno de los símbolos mexicanos.

“Los
mejores polinizadores de los magueyes con inflorescencias paniculadas son los
murciélagos”, es la conclusión de una investigación sobre “Biología de los
magueyes mezcaleros silvestres” publicado en México. Esta investigación refiere
que a los murciélagos, por la forma de su cuerpo, se les adhieren grandes
cantidades de polen y por visitar numerosas flores existen más oportunidades
para la fecundación de una flor a otra.  Una investigación de la
Universidad Autónoma de Tamaulipas, mostró que en zonas semiáridas, los
murciélagos polinizan hasta 5 veces más que las aves y 2 veces más que los
insectos.

La “mala fama” del vampiro afecta a las otras especies

Ciento treinta y dos especies de murciélagos en Bolivia viven amenazadas por
la mala fama que la gente difunde de estos mamíferos relacionándolos a una de
ellos, los hematófogos, más conocidos como vampiros.

De las 132 especies
sólo una se alimenta de sangre, el resto son frugívoros (de frutas),
nectarívoros (de néctar de flores), insectívoros (insectos) y carnívoros
(carne). El vampiro ataca principalmente al ganado vacuno o a las personas que
duermen a la intemperie; esta especie realiza un corte con sus incisivos para
que la sangre fluya y luego pueda lamerla.

El riesgo de su mordida
deriva en la transmisión de la rabia silvestre, principalmente en época seca,
cuando la población vacuna entra en estrés por la falta de
alimento.

Publicaciones del Programa para la Conservación de los
Murciélagos de Bolivia (PCMB) explican que para distinguir a un murciélago
vampiro, las personas deben prestar atención fundamentalmente a 4 aspectos.

Primero el vampiro tiene pulgares grandes, que le facilitan gatear y
acceder a su presa. Estos pulgares están en la parte superior de sus alas. Por
otro lado, el vampiro no tiene cola ni hoja nasal (una especie de prolongación
hacia arriba de la naríz, presente en todos los murciélagos menos en los
vampiros). En tercer lugar, su cara es plana y su mandíbula inferior sobresale.
Y finalmente tiene una hendidura en el labio inferior que le permite lamer la
sangre.

Los expertos recomiendan que si un animal fue mordido por el
murciélago se aplique en la parte afectada una pomada llamada
“vampiricida”, este veneno matará al murciélago luego de que éste vuelva a
alimentarse sobre la misma herida. Otra de las recomendaciones, realizada por el
PCMB en su cartilla “El control del murciélago vampiro”, es que se atrape con
mucho cuidado a este animal -usando guantes y una red- para luego aplicar el
vampiricida en su espalda y dejarlo volar.

“El murciélago irá a su
refugio y como éstos se limpian todo el tiempo entre ellos, se envenenará él y
toda su familia. De esta forma no matarás a los murciélagos beneficiosos”,
recomienda el PCMB.

Pero cabe recalcar, nuevamente, que solo una de las
132 especies en Bolivia es vampiro, el restante 131 cumple un rol importante en
la reforestación de bosques, la polinización de flores y plantas, y el control
de plagas.

Existen dos especies raras que erróneamente son asociadas a
los vampiros, se trata de los murciélagos carnívoros. Estas especies se
alimentan de peces, pequeñas aves, ratones y otros roedores.

Existe en el
mundo un movimiento para proteger a esta especie, las personas interesadas
pueden informarse a través del sitio: www.yearofthebat.org ó la línea
telefónica: 45400796

Doce especies de murciélagos en Bolivia viven amenazadas por la mano del
hombre, que impulsados por falsos mitos los ahuyentan de sus cuevas o los
eliminan. No quedan fuera los chaqueadores e industriales de la madera y la
agricultura que atentan contra su ecosistema talando árboles y chaqueando
bosques para ampliar la frontera agrícola.

De estas doce especies siete
están en algún grado de vulnerabilidad; existen cuatro niveles de
vulnerabilidad: casi vulnerable, vulnerable, en peligro y en peligro crítico.

Una de estas especies es la de naríz de lanza de tomes que se encuentra
en peligro de extinción, que luego de su registro el año 1932 solo se lo vio una
vez el año 2006 en San Matías, donde se creó el “Santuario municipal del
murciélago”, con la participación de la comunidad de San Juan del Corralito. Los
comunarios valoran su aporte en el control de plagas, ya que este mamífero es
insectívoro.

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