Noticia «El jardín alpino de la UGR provee de especies únicas a reservas botánicas internacionales»
Ahora permanece bajo una colcha blanca, que preservará su singularidad y riqueza hasta que las calores de la primavera permitan volver a ser objeto de estudio. Entre el vasto patrimonio de la Universidad de Granada se encuentra un jardín botánico único por sus características. Es la reserva botánica más alta de Europa, a unos 2.500 metros de altura, junto al Albergue Universitario. En el resto del continente, esa altitud supone convivir con nieves perpetuas. La excepcional ubicación septentrional de Sierra Nevada permite que a esos 2.300 metros sí sea posible que haya especies vegetales capaces de arraigar.
La singularidad de la vegetación que habita en esta parcela dependiente del Vicerrectorado de Extensión Universitaria de la UGR en el Parque Nacional de Sierra Nevada hace que cada año se reciban multitud de peticiones de otros jardines botánicos. Piden semillas. «Aparte de su uso explicativo, donde se pueden observar las plantas, también es un banco de semillas», cuya función es doble, «conservación e intercambio», explica el conservador del jardín botánico de la UGR, José Tito. «Nos piden semillas de infinidad» de jardines, indica el especialista. El pasado año recibieron 165 solicitudes. Sin embargo, la singularidad del Jardín Botánico Universitario de Sierra Nevada y, sobre todo, la normativa que protege al Parque impiden la introducción de especies. Las semillas que se piden desde la UGR se destinan a otro jardín, el Botánico de la Facultad de Derecho.
El jardín alpino de la UGR se emplea para su uso docente y científico, pero también está abierto al público. De hecho, cada verano lo visitan muchos extranjeros. Les atrae la posibilidad de ver de cerca -y con fichas explicativas- los endemismos de la zona. «Está pensado para ser un resumen de la Sierra», señala Tito.
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